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al ver venir sobre ustedes el castigo
que Dios iba a enviarles, ella dijo:
«¡Escuchen, ciudades vecinas:
Dios me ha enviado un gran dolor!
10 He visto cómo el Dios eterno
ha enviado cautivos a mis hijos y mis hijas.
11 Yo los había alimentado llena de alegría,
y luego, con tristeza y lágrimas, los vi partir.

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